Una transformada integral realiza una transformación de un dominio a otro, para ello se realiza la integración de la función multiplicada por el núcleo o kernel (K) de la transformación.
El kernel es una función de las variables independientes de cada dominio. La función transformada es una función únicamente del nuevo dominio y se representa por una letra mayúscula.
Una transformada inversa permite regresar al dominio original de la función.
La forma general de una transformada integral es:
La forma general de una transformada inversa es:
Generalmente los límites de integración son infinitos, pero para que la transformada exista la integral debe converger, es decir no debe generar valores infinitos al evaluarse en los límites.